miércoles, 19 de junio de 2019

Fantasía vs Realidad

Algunas veces nos sumergimos tanto en el mundo que hemos creado en nuestra mente, que nos olvidamos de que vivimos en un mundo totalmente distinto, un mundo donde nuestra realidad es otra a la que hemos creado en ese escape con el que intentamos alejarnos de nuestra realidad.
Despertar de un sueño que hemos hecho parte de nosotros, es uno de los acontecimientos que más duelen y que más nos hacen despreciar lo que en verdad nos ha tocado vivir. Vivir en un mundo de fantasías, donde todo es perfecto, donde los sueños y los anhelos del corazón no tardan en realizarse, donde no hay dolor, no hay desamor, donde las enfermedades no existen, donde no pierdes a tus seres queridos, es algo verdaderamente difícil cuando te toca despertar.
La realidad es que para aprender, para vivir y llamar vida a ese regalo de Dios, debemos de pasar por innumerables acontecimientos, algunos buenos y otros no tanto. Desafortunadamente la vida no es un cuento de hadas donde todo va bien. Son las experiencias difíciles las que nos regalan crecimiento, las que nos ayudan a madurar, a entender la vida, a aceptar todo como llega y no como queremos que pase, a mejorar como personas y ayudar a otros a levantarse.
Imagina una vida donde todo es perfecto, donde todo es una fantasía. ¿Crees que viviendo sólo cosas buenas, sin dolor ni sufrimiento, sin errores de los cuales aprender, sin caídas que te hagan más fuerte y decidido, vas a crecer y a hacerte mejor cada día?
Es imposible que, viviendo una vida perfecta, sin errores ni caídas, puedas aprender algo nuevo, puedas mejorar. Porque si todo es perfecto, ¿qué se debe mejorar? Dios no se equivoca. Todo acontecimiento que nos pasa tiene una razón de ser. Puede que no lo entiendas en el momento, pero ya Dios se irá encargando de hacerte ver su plan misericordioso en tu vida. No desesperes, no desmayes, si confías en el que todo lo puede, podrás esperar en fe y tranquilo.
Diariamente Dios, de una manera u otra, a través de mensajes que nos envía con personas cercanas o no tan cercanas, o con canciones, o con su Palabra, nos dice que no perdamos la fe, que aunque no lo estemos escuchando, o creamos que eso que anhela nuestro corazón es imposible, Dios nos dice en cada momento que él es el Dios de lo humanamente imposible. Ahí donde las manos humanas ya no pueden hacer nada, es cuando entran las manos benditas de Dios, esas manos que son capaces de lo inimaginable. Dios hoy te dice a ti que sientes que tu mundo se está cayendo en miles de pedazos, a ti que no encuentras la luz al final del túnel, a ti que has ido perdiendo la esperanza según pasa el tiempo, a ti que los acontecimientos del día a día te han hecho creer que si Dios no ha obrado cuando le has pedido, ya no lo va a hacer. A ti que ya no esperas nada, a ti que crees más en lo que pueden ver tus ojos que en lo que es invisible para el mundo. A ti qué lloras a diario porque tu corazón ya no aguanta más. A ti alma cansada Dios te dice: No desesperes, recuerda que tu tiempo y el mío son distintos. He escuchado tu oración y estoy trabajando en lo que anhela tu corazón para obrar en tu vida en el momento que entiendo es el más oportuno. Confía, cree y espera tranquilo. Dios es tu sostén y amigo en todo momento.
Que tu fantasía jamás supere a tu realidad y que tus sueños jamás pierdan la fe de que se harán realidad.
Divanna Chicón

viernes, 8 de enero de 2016

Hemos cambiado

Ciertas situaciones que nos pasan en el transcurso de nuestra vida, son claves y responsables de muchos de los cambios que afrontamos como personas, que afectan positiva o negativamente nuestras relaciones con los demás y la relación que tenemos con nosotros mismos.

Esos cambios se ven reflejados en lo que sale de nosotros hacia los demás, en la manera en que recibimos lo que los demás nos dan.

Lamentablemente, esos cambios negativos que surgen en nosotros, producto de una experiencia frustrante, se ven reflejados significativamente en nuestras relaciones. Damos tanto a personas que no lo valoraron, nos desprendemos de todo lo que somos o tenemos, para entregárselo a esos que amamos y sufrimos tanto, que nos volvemos desconfiados y tacaños a la hora de dar. Pensamos si esa persona nueva que ha llegado a nuestra vida es de fiar, si merece nuestro amor, nuestra confianza, nuestro tiempo; y lamentablemente, por miedo de volver a pasar por aquel acontecimiento que nos frustró, todo aquello que antes dábamos sin  medir y sin pensar, de pronto nos es imposible darlo y preferimos guardárnoslo para nosotros, cosa que al final nos afecta internamente. Y no por decisión propia, sino por consecuencia del dolor y la decepciones vividas.

Hemos cambiado…

Afortunadamente, hay otros cambios, los positivos, que nos ayudan a ser mejores personas. Hay personas que llegan a nuestras vidas para traer la luz que otros se llevaron con su partida. Nos enseñan a confiar y a creen que no tiene por qué ser igual que antes, y nos devuelven esa confianza que habíamos perdido en el pasado. Si nos costaba amar, nos ayudan a dar todo ese a mor que hay en nosotros, sin medidas y confiando en que estará en un lugar seguro. Esas personas que llegan con su luz permanente, nos cogen de la mano y caminan con nosotros por un camino que antes creíamos inseguro.

Otras veces, la consecuencia de todo ese dolor que vivimos en el pasado, suele pagarla esa persona que llega con su luz a iluminar la nuestra. Desconfiamos tanto y tenemos tanto miedo, que no nos damos cuenta de que le estamos negando la entrada a nuestra vida a alguien que lo único que quiere es sanar nuestras heridas y darnos todo el amor que es capaz de dar. Negándonos a darle nuestro amor y a recibir el suyo, creamos una barrera que sólo puede romperse con la paciencia y el propio amor.

Es lamentable que pase, pero es más lamentable aún que se pierda la batalla sin antes haberlo intentado.

El amor todo lo puede cuando de verdad se quiere a una persona. El amor lo encierra todo: la confianza en los demás, la lealtad, la fidelidad, la entrega, la honestidad, la tolerancia, la comprensión, la sinceridad, el respeto, el compromiso, etc.,. El que verdaderamente ama no puede darle sufrimiento a esa persona que ama.

“La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo bueno que hay en nosotros”.   Autor desconocido para mí.


Si todo lo que sale de nosotros o todo lo que recibimos de la otra persona nos produce angustia, sufrimiento y dolor, nos encontramos en una relación tóxica (ya sea de amistad o de pareja), que nada tiene que ver con el amor genuino. Cuando verdaderamente amamos a alguien, queremos darle todo lo que somos, todo lo bueno, todo lo que nos llena. Nos mostramos tal cual somos, sin esconder nada. Y es ese amor, el que nos ayuda a sacar de nuestras vidas todo aquello que no nos permite ser esa persona que queremos ser, llena de amor y abierta a recibir ese amor de los demás.

sábado, 18 de julio de 2015

Muy personal

Llega un tiempo en el que todo lo entiendes y todo lo aceptas. Al principio cuesta entender que las cosas, pero Dios tiene el control y sabe cómo actúa.

Solía mendigar atención, cariño, amor. Creía que era sano y que era lo que merecía, pero con el tiempo he podido entender que el amor no se mendiga. Quién te va a querer, te quiere exactamente como eres, por lo que no necesitas recoger de las migajas que se le van cayendo porque tiene amor incondicional y personal para ti, no la sobra.

Entendí que no se debe tratar de retener a nadie en tu vida. Debemos de dejar ir a todo el que tiene la intención de abrir la puerta e irse de nuestras vidas. Cada persona llega con un propósito específico, unos llegan para quedarse, llenando tu vida de amor, de paz, de comprensión, de amistad incondicional. Otros llegan para enseñarte algo y luego se van. Otros llegan para dañar y de esta manera, hacerte una persona más fuerte y enseñarte el lado malo de las personas. Otros llegan esporádicamente y así mismo se van; son personas por tiempo definido. Y todos esos que llegan nos dejan algo, positivo o negativo, todo depende de las circunstancias y de los lentes que uses para mirar las cosas.

Quién se aleja de ti porque no tolera tu forma de ser, no merece más nada de ti. Quién te pide que cambies para poder seguir a tu lado no vale la pena en tu vida. El día que decidas cambiar que sea porque así lo crees tú, por una decisión personal y porque entiendes que es para tu crecimiento personal.  Cada persona es como es y eso es todo.

Hay personas que se van con esa etapa pasada de nuestras vidas. Por más que uno quiera que pasen a otra etapa, es imposible. Debemos dejarlas ir y seguir adelante. Cuando unos se van, otros llegan. Así es la vida.
Hoy le digo adiós a todo aquello que me ha hecho sufrir en estos últimos años. Le digo adiós a la indiferencia, a la poca tolerancia, a los celos, a las suposiciones, a la espera, a la dependencia, al silencio, a decirlo todo, a esperarlo todo, a darlo todo, a querer demasiado, a mendigar, a imaginar, a no valorar a los que verdaderamente me aman por estar detrás de quién no me valora, a no creerme que tengo los mejores amigos del mundo, a no quererme, a no creer que soy buena persona y que las personas me quieren por lo que soy… Y a tantas cosas que me han mantenido el corazón encogido y triste.

Me ha costado mucho entender que mi felicidad no está en manos de los demás. No está en manos de ese amigo/a que me trata con indiferencia o que me olvida; tampoco está en mi familia, ni en mis compañeros de trabajo o de universidad… No está en ninguna persona que no sea Dios y yo. Le digo adiós a todo lo que me roba la paz y la felicidad porque entiendo que mi felicidad no es negociable.  Primero Dios (centro de mi vida, mejor amigo, gran y único amor, cómplice, soporte, amor), después yo, después yo, nuevamente yo, y después todos los demás. Si no me amo yo, quién lo va a hacer? Por qué malgastar mi valioso tiempo en preocupaciones innecesarias?

Dice Walter Riso: “Si no te aman, no ruegues ni te arrodilles. El amor no se suplica ni se exige, sólo acontece. Y si no ocurre, te retiras dignamente”

He mirado a mí alrededor y estoy rodeada de excelentes amigos, de mucho amor. Y ha sido ese amor, junto con el de Dios (no me ha abandonado en ningún momento), los que me han sostenido y dado fuerzas durante este tiempo. He querido forzar amistades, descuidando a esos amigos que han querido ocupar un espacio en mi corazón y hoy digo basta!


Hoy me libero y decido ser feliz con lo que Dios tiene preparado para mí, aceptando y valorando sus bendiciones.

martes, 16 de septiembre de 2014

¿Qué es madurar?

Es no llorar por lo que fue y no será, sino darle gracias a Dios porque un día fue y fuiste feliz.

Madurar es aceptar los cambios. Saber que algunas cosas que fueron, ya no son y tal vez no vuelvan a ser.

Es aceptar que por los errores del pasado hoy estás pagando las consecuencia. Y que a causa de ellos, perdiste a personas que querías.

Es no mirar atrás buscando lo que fue, sino mirar al frente y valientemente aceptar lo nuevo que viene.

Es, aunque duela, decir adiós.

Es no culpar al otro por lo que perdiste, sino mirar dentro de ti, reconocer tus faltas y trabajar para cambiarlas.

Es aceptar, para crecer y ser mejor mañana por ti y para los demás.

Es aceptar que estás en la parada equivocada, porque ya no eres guagua de esa ruta.

Es dejar ir lo que no se quiere quedar, y abrirle la puerta a aquello que lleva rato esperando fuera.

Es no mendigar, bajo ninguna circunstancia, ningún tipo de amor. Es entender que el amor no se exige, no se impone, NACE y se va alimentando día a día.

Es no poner mi felicidad en otra persona, sino simplemente ser feliz porque así lo decido y porque merezco serlo.

Divanna Chicón S.

jueves, 17 de julio de 2014

Primer paso hacia el cambio

Todo cambio comienza con una decisión. Con aceptar y reconocer eso que sabemos está mal y nos llevará al fracaso.
Todos tenemos la capacidad de mejorar, de ser mejores cada día. Es una tarea diaria donde la clave y el requisito más importante es no darse por vencido.
Poder contar con un amigo, con un ser querido en ese proceso es un factor clave e influyente que ayudará a que, aun cuando estemos sin fuerzas, sigamos adelante.
Todo es posible si te lo propones. Es posible salir del túnel en el que te encuentras, es posible dejar atrás la amargura, la tristeza, la depresión... Es posible dejar atrás todo ese bulto pesado de cosas innecesarias que nos dificultan el paso, impidiéndonos avanzar.
A veces nos acostumbramos a esa vida triste y vacía sin darnos cuenta que todo depende de nosotros. Cada día es una oportunidad para empezar de cero, para ser feliz, para amarnos y poder así amar sanamente a los demás.
¿Qué hay personas que ya no caminarán a nuestro lado? Es posible. Unos llegan y se van, otros permanecen. Aprender a decir adiós, dejar ir y seguir es lo que nos ayudará a no detenernos y dejar entrar al que debe quedarse.
Que la motivación que tengas para mejorar seas tú mismo. El ser feliz, el amarte y vivir a gusto con la persona que siempre te acompañará cada día: tú mismo.
DC

viernes, 4 de enero de 2013

¿Vale realmente la pena?


No sé por lo que estés pasando en estos momentos,  no sé cuál sea tu situación, sólo te digo que debes de levantarte y seguir. Ninguna situación que se nos presente debe ni puede ser más fuerte que nuestras ganas de vivir y de luchar. Nada, óyeme bien, nada ni nadie vale más que nuestra propia vida. Nada ni nadie merece que ni en pensamientos, deseemos dejar de vivir. Si todo fuera risas y buenos momentos, ¿De qué aprenderíamos? Para que la vida sea vida, tenemos que vivir situaciones que nos ayuden a ser más fuertes mañana. Que nada ni nadie te haga creer otra cosa. Todo pasa, todo llega cuando tiene que llegar. La clave para esperar paciente es creer que, a pesar de lo oscuro que se vea el túnel, al final de él nos espera una luz muy brillante que nos iluminará el camino por el que debemos caminar.
 No hay mal que por bien no venga. Sé que siempre se nos dice eso, pero por experiencia propia digo que lo tengo más que comprobado. De todo se saca algo bueno si TÚ quieres hacerlo. Hasta de la muerte. Todo está en tu manera de ver las cosas. Cree en ti y espera paciente. Aleja de tu mente todo pensamiento de derrota, de debilidad, de inutilidad, de tristeza, de fracaso. Nunca es tarde para despegar y volar. Nunca es tarde para empezar algo nuevo.
Nada es para siempre, nada nos pertenece. Somos nosotros, nuestra vida, lo más valioso que tenemos. Lucha por vivir. Lucha por ti, que eres el serás maravilloso al que debes de cuidar y querer. A la mierda los demás. Debemos ser egoístas, pensar más en nosotros mismos y menos en los demás. Al final, quién siempre estará a nuestro lado aparte de Dios claro está,  es ese ser que se nos refleja en el espejo cada vez que nos miramos. Ese ser que nos mira con ternura. Ese ser que espera con ansías que lo ames y lo cuides. 
Yo tuve mis momentos en los que mi deseo de no vivir fue mucho mayor que el de luchar y seguir. Tuve mis momentos de levantarme en la mañana y maldecir por un día más de vida. Tuve unos días realmente difíciles en los que me pasaba todo el día en la cama porque ahí me sentía mejor, durmiendo y alejada de toda mi realidad. Pero cogí valor, me levanté, y aunque me costó mucho, entendí que mi vida no debía reducirse a una cama, a lágrimas y lamentaciones. Mi vida, esa vida que Dios me dio, era lo mejor que yo tenía y debía de darle el valor que se merecía.
¿Crees que abandonarse y dejarse ir es la mejor salida?
Si nunca hemos muerto, ¿Qué nos hace pensar que morir será la solución? La muerte no es la solución. Bueno, realmente sí es la solución, pero de un único tipo de personas: es la solución de los cobardes, los que se dejan derribar por cualquier Goliat que se les presenta. Debemos de ser como David, pequeños pero valientes. Luchar y no tener miedo por más difícil que se nos presente el problema. Goliat se creía el más fuerte y era el más temido, pero, ¿Sabes quién lo derrotó? Un David cualquiera, un David como tú y como yo. Murió a manos de un ser indefenso y pequeño. Y entonces te pregunto: ¿Por qué, si David fue valiente y luchó, tú decides rendirte y dejar de luchar? ¿Por qué? 
Analiza tu situación, hazte preguntas a ti mismo/a y reflexiona. ¿Vale la pena? Yo puedo responderte esa pregunta: No, no vale la pena rendirse y dejar de luchar. No vale la pena creer que no podemos llegar. No vale la pena ser cobardes y coger el camino más "fácil". No vale la pena desperdiciar una vida sufriendo y lamentándonos. No vale la pena caminar con la cabeza baja. No vale la pena NADA que nos limite y nos haga creer que somos seres inferiores. Nada de eso vale la pena. ¿Sabes qué vale la pena? Luchar, creer que se puede, sonreír a pesar de los errores y fracasos, dar gracias por la vida, amar, vivir, levantarnos y ver lo bueno de cada día. Esas son las cosas que valen la pena. 
¿Sigues con deseos de rendirte? No lo hagas, no vale la pena. 

Divanna Chicón

martes, 18 de septiembre de 2012

"El Corazón nunca nos engaña"


Hay veces que te presentan las cosas de muchas maneras para hacerte ver o creer algo que tus ojos no ven. Te muestran pruebas escritas, habladas o simplemente te dicen cosas que esas personas piensan, dijeron o escucharon. Pero siempre lo he dicho, cuando el corazón se niega a creer algo es porque el corazón sabe, muy en el fondo, toda la verdad. No necesita pruebas, no necesita palabras, no necesita aclaraciones. Cuando él cree en algo, es porque ese algo es cierto.

Pueden intentar de mil maneras dañar ante tus ojos la reputación de alguien. Pueden distorsionar esa imagen que tienes de esa persona haciéndote creer que todo lo que te dijo no era cierto, o que simplemente esa persona no es como te hizo creer que era, pero el corazón hace un stop y te dice: “¿De verdad vas a creer esa tontería?”, “¿Acaso no vez que nada de lo que está diciendo concuerda?”… Es precisamente eso lo que me dice mi corazón. “¿Realmente vas a creerle a alguien que desde que te conoció empezó a mentir?” Una persona que miente desde el primer día, una persona que no se muestra tal cual es, una persona que engaña con manipulaciones, una persona dolida y sufrida, que lo único que quiere es que sientas el mismo dolor que ella siente… Lo único que va a hacer es mentir hasta más no poder con tal de que creas esa novela que ella/él se inventó en su cabeza.  ¡Tantas fantasías no pueden ser ciertas!

La mejor imagen que podemos tener de una persona es esa imagen que dicha persona nos dio y que nosotros mismo creímos en ese entonces por lo real que era.
No sé si con esto soy ingenua, pero prefiero creerle a mi corazón, que a una persona a la cual no conozco. Prefiero creer en esa corazonada que me dice que una persona no es capaz de hacer o haber dicho todo lo que pueden haberme dicho  que dijo o hizo. Prefiero quedarme con esa imagen que tengo de alguien, porque honestamente, esa es la imagen que me gusta y en la que creo.

La mejor manera de saber si alguien miente o no, es mirarla a los ojos. Los ojos son el espejo del alma, te muestran tal cual eres.

Yo creo que si pagasen por mentir, muchas personas serían millonarias hoy día. ¡Y es que algunas son tan buenas mintiendo! Lástima que muchas de ellas dan  con un arma humana muy buena detectora de mentiras.  Tal vez será porque yo odio las mentiras y no me gusta mentir, o simplemente será porque realmente son  patéticos y malos en ese trabajo de engañar a la gente. Es más fácil descubrir a un mentiroso que a un manipulador.  El manipulador tiene una manera particular de llevar al otro por donde él quiere y a veces cuesta darse cuenta de ese tipo de cosas, o por lo menos a mí. Pero un mentiroso, un mal mentiroso, se descubre tarde o temprano. El mismo cae en su trampa y se pone en evidencia. Gracias le doy a Dios por el corazón que me dio, que cree más en él mismo que en lo que quiere la gente que yo crea. ¿Y saben qué? Aunque me haga la loca, sé más de lo que me dicen.

Yo creo que cuando una persona de ese tipo, de esa especie, siente mucho dolor, lo que más quiere es que el otro sienta igual que ella, que sufra igual. Con todas las mentiras que dicen, lo único que quieren lograr es que el otro se  sienta tan mal como ellos. Pero lo que no saben es que hay personas inmunes a ese tipo de cargas, de resentimientos. Lo que estás sufriendo hoy, es lo que te ha tocado vivir. No tienes que cargar al otro con tu desgracia...



Divanna Chicón S.