viernes, 4 de enero de 2013

¿Vale realmente la pena?


No sé por lo que estés pasando en estos momentos,  no sé cuál sea tu situación, sólo te digo que debes de levantarte y seguir. Ninguna situación que se nos presente debe ni puede ser más fuerte que nuestras ganas de vivir y de luchar. Nada, óyeme bien, nada ni nadie vale más que nuestra propia vida. Nada ni nadie merece que ni en pensamientos, deseemos dejar de vivir. Si todo fuera risas y buenos momentos, ¿De qué aprenderíamos? Para que la vida sea vida, tenemos que vivir situaciones que nos ayuden a ser más fuertes mañana. Que nada ni nadie te haga creer otra cosa. Todo pasa, todo llega cuando tiene que llegar. La clave para esperar paciente es creer que, a pesar de lo oscuro que se vea el túnel, al final de él nos espera una luz muy brillante que nos iluminará el camino por el que debemos caminar.
 No hay mal que por bien no venga. Sé que siempre se nos dice eso, pero por experiencia propia digo que lo tengo más que comprobado. De todo se saca algo bueno si TÚ quieres hacerlo. Hasta de la muerte. Todo está en tu manera de ver las cosas. Cree en ti y espera paciente. Aleja de tu mente todo pensamiento de derrota, de debilidad, de inutilidad, de tristeza, de fracaso. Nunca es tarde para despegar y volar. Nunca es tarde para empezar algo nuevo.
Nada es para siempre, nada nos pertenece. Somos nosotros, nuestra vida, lo más valioso que tenemos. Lucha por vivir. Lucha por ti, que eres el serás maravilloso al que debes de cuidar y querer. A la mierda los demás. Debemos ser egoístas, pensar más en nosotros mismos y menos en los demás. Al final, quién siempre estará a nuestro lado aparte de Dios claro está,  es ese ser que se nos refleja en el espejo cada vez que nos miramos. Ese ser que nos mira con ternura. Ese ser que espera con ansías que lo ames y lo cuides. 
Yo tuve mis momentos en los que mi deseo de no vivir fue mucho mayor que el de luchar y seguir. Tuve mis momentos de levantarme en la mañana y maldecir por un día más de vida. Tuve unos días realmente difíciles en los que me pasaba todo el día en la cama porque ahí me sentía mejor, durmiendo y alejada de toda mi realidad. Pero cogí valor, me levanté, y aunque me costó mucho, entendí que mi vida no debía reducirse a una cama, a lágrimas y lamentaciones. Mi vida, esa vida que Dios me dio, era lo mejor que yo tenía y debía de darle el valor que se merecía.
¿Crees que abandonarse y dejarse ir es la mejor salida?
Si nunca hemos muerto, ¿Qué nos hace pensar que morir será la solución? La muerte no es la solución. Bueno, realmente sí es la solución, pero de un único tipo de personas: es la solución de los cobardes, los que se dejan derribar por cualquier Goliat que se les presenta. Debemos de ser como David, pequeños pero valientes. Luchar y no tener miedo por más difícil que se nos presente el problema. Goliat se creía el más fuerte y era el más temido, pero, ¿Sabes quién lo derrotó? Un David cualquiera, un David como tú y como yo. Murió a manos de un ser indefenso y pequeño. Y entonces te pregunto: ¿Por qué, si David fue valiente y luchó, tú decides rendirte y dejar de luchar? ¿Por qué? 
Analiza tu situación, hazte preguntas a ti mismo/a y reflexiona. ¿Vale la pena? Yo puedo responderte esa pregunta: No, no vale la pena rendirse y dejar de luchar. No vale la pena creer que no podemos llegar. No vale la pena ser cobardes y coger el camino más "fácil". No vale la pena desperdiciar una vida sufriendo y lamentándonos. No vale la pena caminar con la cabeza baja. No vale la pena NADA que nos limite y nos haga creer que somos seres inferiores. Nada de eso vale la pena. ¿Sabes qué vale la pena? Luchar, creer que se puede, sonreír a pesar de los errores y fracasos, dar gracias por la vida, amar, vivir, levantarnos y ver lo bueno de cada día. Esas son las cosas que valen la pena. 
¿Sigues con deseos de rendirte? No lo hagas, no vale la pena. 

Divanna Chicón